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miércoles, 23 de septiembre de 2009

Aunque parezca mentira, todavía se descubren especies nuevas de árboles en nuestro país.

Nos referimos a especies arbóreas espontáneas, presentes en otros territorios y que pensábamos no vivían en España de forma natural.

No sólo descubrimos –hecho relativamente frecuente-- nuevas especies de pequeñas plantas, hongos, insectos u otros pequeños seres, no conocidas en nuestro entorno (bien sean citas nuevas o especies no descritas por la Ciencia), sino que se hacen también espectaculares descubrimientos de especies nuevas de árboles, que habían pasado desapercibidos hasta ahora. El aumento del conocimiento de nuestra biodiversidad es constante y permanente en todos los Reinos, un goteo de nuevos descubrimientos muy importantes, que debemos gracias a determinadas personas o estudiosos de la biodiversidad, verdaderos “ratones de campo y biblioteca”, que andan por ahí pateando el territorio o haciendo estudios genéticos.

Los ejemplos no son únicos, pues hay varios casos “calientes”. En Madrid se ha descubierto recientemente el serbal intermedio, en la Serranía de Cuenca se halló no hace mucho el bonetero de hoja ancha, etc. Centrándonos en Castilla y León o en Segovia para ser más restrictivos, recientemente se produjo el descubrimiento del aliso blanco o aliso gris en el río Cega, donde ya llevamos encontradas al menos 4 o 5 poblaciones con pocos individuos cada una, con toda la pinta de que nadie los ha plantado ahí.

Ahora le toca el turno a un olmo, de la especie conocida en Europa como “olmo blanco” u “olmo temblón”, cuyas importantes poblaciones presentes en Palazuelos de Eresma (Finca Quitapesares y la Faisanera) se ha demostrado con seguridad pertenecen a restos autóctonos de olmedas blancas que debieron existir en el pasado. La confirmación de este descubrimiento se lo debemos a los equipos de los departamentos de Silvopascicultura y de Anatomía, Fisiología y Genética Vegetal de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes de Madrid, que llevan a cabo diversos y los proyectos de Investigación, Mejora y Conservación de los Olmos Ibéricos, y especialmente a Luis Gil.

El descubrimiento es muy importante y apenas ha tenido repercusión, el hallazgo entre otras cosas, enriquece en una especie arbórea más nuestro patrimonio de diversidad vegetal y da pié a nuevas líneas de investigación forestal. Ya se han encontrado ejemplares supuestamente autóctonos en al menos 7 provincias españolas, incluidas León, Burgos, Navarra, Madrid o Cáceres, etc. La especie debería pasar cuanto antes a las listas de flora protegida o en peligro de extinción, tanto autonómicas como nacionales, en lo que se refiere a sus poblaciones naturales. Y, por supuesto, no sólo se trata de proteger los árboles aislados, sino también los suelos, los pastos y, en general, los hábitats completos de los ecosistemas donde viven.

Un mundo complejo este de los olmos, en nuestro país; un árbol que ha tenido y tiene una importancia histórica y etnobotánica tan grande entre nosotros y que ha significado tanto para la gente, como no se puede imaginar el lector, y del que las nuevas generaciones apenas conocen sino lo que les han contado sus padres y abuelos, pues la conocida enfermedad del olmo empezó a arrasar masivamente al olmo común hace más de 30 años. Y curiosamente este significado e importancia no es sólo referido al entorno rural sino igualmente al urbano.

La población de olmo blanco de Palazuelos de Eresma, muy próxima a La Granja de San Ildefonso, ahora amenazada claramente por un plan de urbanización y trasformación de los usos del suelo, que incluye la construcción de un campo de golf, es la más importante de la zona centro peninsular y probablemente de toda la Península, posee un enorme interés para la conservación de la especie y se encuentra en grave riesgo de afección, o al menos de disminución de su vitalidad, como ya se ha observado en visitas recientes, a causa de los trabajos de movimiento de tierras ya realizados. El lugar se encontraba, y se encuentra en parte, tapizado de interesantes pastizales frescos (“navas”) dominados por diversas especies de festucas, estos herbazales son el secreto del mantenimiento de estos árboles.

Los promotores del proyecto urbanizador, que pretenden la descatalogación del Monte de Utilidad Pública, afirman ser compatible con la conservación de las poblaciones naturales de olmos temblones, hecho que negamos rotundamente. Esta actuación es un grave error y creemos irreversible para el mantenimiento del ecosistema global, un lugar que en realidad debería ser declarado como reserva integral y genética, por parte de la Junta de Castilla y León.

La población actual incluía más de 70 ejemplares adultos de gran y medio porte y muchos otros rebrotes, lo que puede sumar cerca de unos 200 individuos. A la importancia biogeográfica del descubrimiento, se suma la variabilidad genética estudiada por el equipo citado, que afirma ser una de las poblaciones más diversas genéticamente de Europa, lo que les ha llevado a deducir su carácter autóctono indiscutible.

De la autoctoneidad de este olmo ya se sospechaba antes, como se puede leer en la Flora del País Vasco, de Aizpuru y colaboradores, que data de 1999.

Por último decir que el olmo blanco, olmo temblón u olmo ciliado (Ulmus laevis Pallas) es una especie que sólo se distingue bien de los otros olmos cuando tiene formados sus frutos pedunculados (nombre antiguo: Ulmus pedunculatus), por ello se ha confundido con el olmo común a la hora de identificarlo, cuando no está fértil. Sus hojas son algo más grandes, pero esto no es definitorio.

Y ahora otro bombazo novedoso sobre la paleobiogeografía de esta especie que me comunica personalmente Luis Gil: <<Es originario de la Península Ibérica, desde la que se expandió al resto de Europa tras las glaciaciones, donde ha tenido la suerte de permanecer con un clima más favorable y la aceptación de botánicos de allí; al contrario de lo que ocurrió en España, donde la historia económica la trato mal, al igual que los botánicos, que en ese paisaje tan árido y deforestado del siglo XIX, no supieron interpretar su extinción y su reducción a los numerosos pequeños enclaves en que ha quedado actualmente, considerándolo de origen introducido y no espontáneo como es. Es el mismo tema que se planteó durante el siglo XIX y comienzos del XX con las pretendidas estepas españolas>>.

De forma natural es especie asociada a los cursos de agua, llegando incluso a soportar suelos encharcados durante largos periodos de tiempo, su comportamiento ecológico es similar por tanto al del aliso común. Según lo dicho, muchas de las citas que se han dado como de origen naturalizado o escapado de cultivo podrían ser espontáneas, como las de Soria, Navarra o incluso las de la conocida Casa de Campo de Madrid. Referido a esta última provincia, situada como en sandwich (sangüich) entre ambas Castillas, decir que en San Lorenzo de El Escorial, en el paraje Los Llanillos, se encuentra un ejemplar enorme catalogado como Árbol Singular, que dispersa sus semillas a troche y moche y se ha naturalizado en las inmediaciones, llegando a colonizar zonas donde las vacas no pueden entrar a ramonearlos. No nos extraña ahora que sabemos que en realidad es un árbol autóctono.


Emilio Blanco Castro (consultor ambiental-botánico)

(artículo de opinión hecho gracias a la ayuda de Luis Gil Juananto Durán, Paco Heras y Claudio Sartorius)

1 comentario:

  1. Impresionante la noticia, gracias Emilio.
    El ejemplar de Los Llanillos es espectacular, aunque se consisera ¿? plantado por la Escuela de Montes cuando estuvo ubicada en San Lorenzo.
    Sufrió hace unos años el desgaje de una de sus ramas principales, pero sigue bien aunque habría que curar la herida pues puede comprometer su futuro, y se ha ido extendiendo por la zona, con diversos hijos con un tamaño relevante en algún caso, y parece que no se ve afectado por la grafiosis o ser menos susceptibles (algún Ulmus nigra cercano ha percido por esa causa). Dada las circustancias de la noticia, creo que habría que inventariar los ejemplares existentes y solicitar la entrada en el catálogo de especies protegidas de la CAM, al igual que en todo el Estado y en CyL.
    Y otro tanto con los ejemplares de la Casa de Campo, recuerdo de mi niñez la magnífica olmeda de Ulmus montana (¿o serían también Ulmus laevis?) muy cerca del vivero de ARBA, al otro lado del Arroyo de Meaques, con troncos impresionates y una atmósfera umbría y fresca, que pereció por la grafiosis hace década y media.

    ¿Qué podemos hacer con lo del campo de golf en la olmeda de U. laevis en Palazuelos de Eresma? Movilizaciones, presión en medios de comunicación, ...¿Qué van a hacer desde la Escuela de Montes?

    Francisco
    ARBA Sierra de Guadarrama

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