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miércoles, 29 de abril de 2009

Toca regar


Aquí comienza esta historia.

Era una semilla de las muchas que hay en un amento. Las posibilidades que tiene una semilla de convertirse en un árbol, son muy pocas.
Una mañana de primavera un arbero me recogió y me sembró en el vivero de la Casa de Campo junto a otros cientos de semillas.
Al principio, cuando estaba en las ramas de mi árbolmadre lo daba todo por perdido, nunca imaginé que llegaría a germinar.
En el vivero estuve dos años.
El día 1 de marzo de 2009, fui sacado del vivero y llevado al Puente de Morata, allí me esperaban 60 arberos armados con azadas y dispuestos a transformar
el desolado soto en un bosque de ribera.
Vinieron los chicos del instituto, y gentes de S. Martín. Vinieron muchos niños. Entre todos me plantaron junto a un montón de pequeños arbolillos.
Aunque lo parezca, no he tenido una vida fácil. He tenido que luchar contra voraces monstruos con enormes dentaduras. Conejos, cabras, ovejas...
Incluso he pasado mucho frío, a veces creí que moriría congelado. En esos momentos difíciles tan solo un pensamiento me hizo seguir con vida.
No podría defraudar a todos aquellos que habían trabajado tanto y con tanta ilusión para que yo estuviera allí. Tenía que sobrevivir por vosotros.
Después de insistirle al pastor, parece que por fin dejó de meter el rebaño en la zona de la plantación. Ya tenía asegurada la supervivencia. Yo crecería
y produciría semillas, de nosotros surgiría un bosque que iría creciendo hasta cubrir toda la margen del río.
Una vez desaparecido el rebaño, a nuestro alrededor crecía todo tipo de hierbas. El futuro era prometedor.
Este soy yo.
¡Me muero de sed!
 
Hasta ahora han sobrevivido mucho de los árboles que plantamos, pero últimamente no está lloviendo mucho y los árboles que están mas altos empiezan a tener
mal aspecto
El próximo viernes, todos aquellos que querías quedamos en la puerta del Parque de los patos a las 6 de la tarde para ir a regar los arbolillos.
En nuestras manos está la posibilidad de hacer que esta historia continúe.
Salud
 
Darío Meliá

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